Hace poco leí que una gran parte de la contaminación proviene de las sustancias químicas que contienen los productos de limpieza que utilizamos en nuestras casas. Si nos paramos a analizar los posibles efectos que pueden tener estos productos sobre el entorno, parece natural alarmarse: no se descomponen rápido en el medio ambiente, se acumulan en nuestros cuerpos, pueden alterar los sistemas hormonal, respiratorio y reproductor, e incluso provocar cáncer.
En mi afán por descubrir los peligros de su uso, he estudiado todos los productos de limpieza que tengo en la cocina (y que no son pocos). Paso a detallar los resultados de mi pequeña investigación:
– De 25 envases (¡25!), 17 de ellos contienen al menos una etiqueta naranja indicadora de peligro, de las cuales: 9 irritantes, 6 extremadamente inflamables, 1 tóxica, 1 nociva, 1 corrosiva y 1 peligrosa para el medio ambiente. Muchos de ellos pueden causar asma, rinitis, dermatitis alérgica, conjuntivitis…
– 19 de ellas incluyen en su composición algún tipo de tensioactivos, sustancias que pueden alterar el sistema hormonal y aumentar la toxicidad de algunos compuestos en el agua. «Los tensioactivos de los detergentes son, por volumen, los contaminantes más importantes en las aguas residuales y su consumo se ha multiplicado en las últimas décadas. Dado que la proporción de tensioactivos que hay en las aguas residuales es tan elevada, algunas cantidades pueden quedar sin extraerse de las aguas», (fuente: CSIC).
– Unos pocos poseen fosfatos, que contribuyen a la eutrofización, un proceso por el cual un ecosistema acuático recibe un aporte masivo de nutrientes inorgánicos y que puede degenerar en un empobrecimiento de la diversidad.
– Uno de ellos, el desengrasante para grifos de la marca GEB, no muestra la composición en su etiqueta.
¿Conclusiones a las que he llegado?
Es necesario buscar una alternativa a tantos compuestos químicos, que ya pueden limpiar bien, pero que generan un daño difícilmente reparable en la naturaleza.
Hasta que se empezaron a fabricar estos limpiadores tan sintéticos se utilizaban otros remedios para la limpieza del hogar, como:
– El vinagre blanco: mezclado con agua y un poco de bicarbonato limpia todas las superficies de la cocina y el baño; mezclado con agua sirve para fregar los suelos, desinfectarlos y además prevenirlos de plagas de hormigas; limpiar los cristales y fregar la nevera; eliminar los malos olores; desincrustar las manchas de cal… Es preferible el vinagre blanco al rojo porque el olor es menos intenso.
– El limón: al igual que el vinagre, es un gran desinfectante que se puede usar en la limpieza de cocina y baños y eliminar malos olores; para sacar brillo a los metales; para ahuyentar los insectos…
Y ni que decir tiene que para el cuidado de la piel y para evitar alergias, siempre es mejor usar jabones totalmente naturales, con las mismas o mejores propiedades que los industriales, y que respetan el medio ambiente.
Con el uso de limpiadores naturales evitamos, además, el uso masivo de envases.