Desde pequeños nos repiten una y otra vez que para crecer mucho y tener unos huesos fuertes hay que tomar diariamente yogur, leche, queso… lácteos en general, por su gran cantidad de calcio. Pero no nos cuentan que lo único bueno que tiene la leche es el calcio.
Debido a este bombardeo de información en los medios sobre los beneficios de los lácteos, damos por hecho que es bueno tomarlos, pero si nos paramos a pensar un momento, la leche de cada animal está diseñada específicamente para SU cría. Un ternero debe llegar a pesar unos 500 kilos en seis meses, gracias a las proteínas y demás ingredientes que ingiere de su madre. Sin embargo, un bebé humano debería pesar unos 7 u 8 kilos en ese mismo tiempo. ¿En qué momento nos empezó a parecer normal quitarle esta leche a la vaca para tomarla nosotros, niños y adultos de otra especie animal?
Mucha gente alaba la leche por su gran contenido en proteínas, pero no se habla de qué tipo son. Se trata de proteínas que nuestro cuerpo no está preparado para procesar, y por ello el 75% de la población mundial es intolerante, ¡el 75%! En occidente estamos históricamente más acostumbrados a su consumo, y el índice de intolerancia es mucho menor, pero desde luego la cifra es alarmante.
En las últimas décadas, debido a la proliferación de la industria de lácteos, se ha llevado a cabo una sobreexplotación de las vacas, hasta el punto de tenerlas encerradas en espacios mínimos durante toda su vida, sin poder apenas moverse, hinchadas de hormonas y antibióticos, y alimentadas con piensos transgénicos (e incluso, en ocasiones, con restos de pescado, ¡y las vacas son herbívoras!). Muchas de esas toxinas las expulsan a través de la leche, que pasa a comercializarse como producto indispensable para el ser humano, incluidos los niños. Con lo que desde muy pequeños, nos estamos metiendo al cuerpo una cantidad ingente de tóxicos.
Quizá el dato más increíble y del que, por supuesto, no se informa a la población, es que la leche contiene la hormona IGF-1, que acelera el crecimiento de las células, tanto las buenas como las agresivas. De manera que se ha confirmado mediante estudios científicos la relación entre el consumo de leche y el aumento de las tres fases del cáncer, en especial, de próstata en hombres y de pecho en mujeres.
Los efectos adversos de los lácteos son interminables, se relacionan con problemas cardiovasculares, diabetes, acné, migrañas, regla prematura en niñas, estreñimiento… Pero quizá lo más grave del asunto es que nos los venden como casi única fuente de calcio, tan importante para los huesos, pero resulta que no somos capaces de asimilarlo, ya que no va acompañado del magnesio necesario. Y no solo no nos aporta este mineral, sino que contribuye a su desmineralización. Hay un estudio que demuestra que los países que más consumen lácteos (Estados Unidos y los países escandinavos) son los que mayor tasa de osteoporosis presentan. Curioso cuanto menos…
Fuentes vegetales de calcio
Pero entonces, si no se consume leche, ¿de dónde se consigue el calcio? Hay otros alimentos de origen vegetal que son mucho más apropiados para nosotros, ya que además del calcio, se acompañan de otros minerales para poder asimilarlo, como por ejemplo el sésamo, el brócoli, la coliflor o las algas (te recomendamos nuestro post «¿Cómo conseguir hierro, calcio y proteínas vegetales?«). Aquí puedes leer cómo preparar bebida de sésamo.
Experiencia personal sobre los lácteos
Quería contar que yo desde hace unos cuantos años sufro de alergia. En principio a las gramíneas, con lo que lo pasaba peor en primavera, pero con el tiempo acabé notándome enferma prácticamente todo el año, con rinitis y estornudos todos los días. Me vacuné durante tres años contra las gramíneas, y en las últimas pruebas que me hicieron había desaparecido esa alergia pero se me habían multiplicado otras. Me negué a seguir vacunándome y comencé a leer todo lo que pude por internet acerca de mis síntomas, y tras ver en bastantes sitios que los lácteos podían provocar alergia como la que tenía, reduje drásticamente el consumo. Desde hace tres años no consumo nada, y este es el tiempo que llevo sin la alergia que venía arrastrando durante años. Creo que hay mucha gente alérgica o intolerante y que aún no lo ha descubierto…
Enlace a la fuente principal de información para este artículo, pero existen numerosas investigaciones, como The China Study, de T. Colin Campbell.