Lo primero que nos pregunta la gente cuando decimos que ya no tomamos lácteos es «¿pero entonces de dónde sacáis el calcio?, ¿y cómo tomáis los cereales por la mañana? ¿y el café se puede tomar con leche de sésamo?». Pues aunque no lo parezca, ¡se sobrevive muy bien!
Cuando leímos acerca de las propiedades del sésamo y lo fácil que es preparar leche a partir de las semillas, descubrimos un buen sustituto para la leche de vaca por las mañanas y que, como ya vimos en una entrada anterior sobre los lácteos, es una de las mejores fuentes naturales asimilables de calcio y magnesio, por lo que la hemos incorporado con mucho gusto en nuestra dieta.
El sésamo es rico en minerales, fibra, grasas poliinsaturadas y vitaminas del tipo B, y aportan beneficios para el control del sistema circulatorio, del colesterol o la osteoporosis, entre otros muchos.
Preparar leche de sésamo
La preparación de la leche no tiene mayor misterio que dejar una cucharada de semillas de sésamo en remojo durante unas ocho horas, colar y tirar esa agua, y añadirle un vaso de agua limpia.
Batimos la mezcla y colamos para obtener la «leche». Nosotros colamos por medio de este sistema que te mostramos en la siguiente foto. Te aseguramos que no se nos cuela nada ;)
Además, el sésamo que sobra se puede aprovechar para echarlo en otras recetas, como el hummus, una pasta que mezclada con un poco de ajo, pimentón y aceite de oliva es un empezar y no parar…