Llevamos mucho tiempo haciendo pan casero, no somos expertos y no nos sale un pan como los de la panadería de un pueblo con horno de leña, pero eso sí, para nosotros es el mejor pan del mundo, casero y hecho a mano por nosotros, sin más añadidos que los necesarios para que salga un pan casero buenísimo y al gusto.
Esta vez os vamos a explicar cómo hacer el pan, pero hecho en el horno de la cocina de leña que tenemos. Casi todo son ventajas aunque hay una desventaja y es que no puedes graduar la temperatura como quieras aunque si puedes jugar con la leña y el tiro.
La chimenea la encendimos hace una semana, a los dos días asamos una calabaza, luego una pizza y hoy nos hemos decidido por este pan tan bueno y con mucha ilusión porque es el primer pan que hacemos en esta cocina.
Ingredientes para hacer el pan
- 300 g de harina de trigo
- 200 g de harina de trigo integral (nos gusta comprar en el Rincón del Segura)
- 320 ml de agua templada
- 10 g de sal
- 10 g de levadura prensada fresca
- una cucharada sopera de aceite de oliva
Cómo hacer pan casero
Mezclamos las harinas, la sal y la levadura en un bol, hacemos un hueco en el centro y le añadimos el aceite y el agua templada y mezclamos con una cuchara de madera.
Una vez todo mezclado nos lavamos bien las manos, enharinamos la superficie donde vamos a trabajar y empezamos a amasar como si no hubiese un mañana ;). Hay que intentar doblar la masa sobre sí misma y dejar una burbuja de aire dentro y seguir amasando, así hasta el infinito y más allá :D
Una vez bien amasado (como mínimo 10 minutos) le damos la forma deseada y dejamos la masa en la bandeja del horno o una tabla de madera tapada con un trapo, sin que le dé la luz directa y con una temperatura media para conseguir que la masa fermente y suba. Nosotros la dejamos en la bandeja rejilla del horno para no tocarla mucho y que no se baje la masa.
Vamos al horno
Hemos precalentado el horno a 210 grados y después de dejar fermentar la masa, que son unos 30 minutos, o cuando veas que ha doblado su tamaño, la metemos en el horno sin más dilación.
Una vez dentro del horno vamos controlándolo pero sin abrir la puerta bajo ningún concepto, nosotros lo tuvimos unos 25 minutos a 210 grados con el tiro de la chimenea medio cerrado y el del horno abierto, luego cerramos el tiro del horno para que bajase la temperatura a 200 grados y lo tuvimos así 10 minutos más. Empezamos a ver la corteza morena por un lado y le quisimos dar el último empujón abriendo el tiro del horno y el de la chimenea, y así fue, en 10 minutos más estaba acabado.
Y aquí tenéis el resultado:
Os podemos decir que ha salido buenísimo y que vamos a intentar hacerlo casi todas las semanas, así que si queréis que probemos con otras harinas o semillas o alguna otra idea, nos lo decís que lo probaremos.